Los Tercios, la unidad militar por excelencia de la Casa de Austria, ocupan desde hace unos años un lugar muy especial en mis estantes. Prácticamente olvidados durante mucho tiempo en beneficio de carros de combate y cañones, pasaron a formar el grueso de mis creaciones a escala 1: cuando éstas captaron mi interés.

De todas las nacionalidades que pasaron por los Tercios, seguramente la predilecta por todo amante de estas unidades sea la española. Espero que no se me tache de chauvinismo, pero creo que todo aquel familiarizado con este tipo de unidades conoce los hechos históricos en las que se vieron envueltas y sabe de las acciones que llevaron a cabo los españoles. Minoritarios entre todas las nacionalidades bajo el mando de los Austrias, constituían el nervio principal del ejército y llevaban a cabo las tareas más difíciles que se podían encomendar. Es por esta razón por la que estas figuras resultan tan atractivas, al menos para mí: su trasfondo histórico, nombres como Pavía, Mook, San Quintín, Mühlberg, la colina de Albuch en Nördlingen… sobresalen entre docenas de victorias, y comandantes como el Duque de Alba, Alejandro Farnesio, Don Juan de Austria, Ambrosio Spínola o el Gran Capitán ligaron para siempre sus nombres a la leyenda de estas formaciones.